Quería compartir más cositas de mi última visita a París, además de Chambelland en mi post anterior. Por ejemplo, estas galletas de L’Atelier des Lilas, que no las compré en su local sino que las compré en la tienda de delicatessen La Grande Epicerie (80 Rue de Passy).
Son las galletas de mantequilla sin gluten, más ricas que he comido. Me encantan. Tienen otras cosas que probé, pero las galletas fueron mis preferidas.
Otro restaurante sin gluten que volví a visitar porque me encantó en un viaje anterior es «Biosphère Café». Puedes leer mi reseña anterior aquí cuando lo conocí en 2012 y verás que han reformado el local y la fachada es totalmente diferente. Es un lugar pequeñito donde no puedes tener una conversación privada porque tienes a los vecinos codo con codo (como Chambelland y tantos otros lugares en París), pero para ir y tomar algo bueno, rico y sin gluten está muy bien. A mi me encanta.
Todo es ecológico y sin gluten en Biosphère Café. Esta vez pedí una galette bretone (crepe salada) de jamón y queso que estaba muy buena y un zumo de frutas recién exprimido.
Si subes a la Torre Eiffel, hay que subir porque es una de las mejores cosas que se hacen en París, arriba puedes encontrar un puestecito de macarons de la marca Lenôtre y algunos son sin gluten. 2€ cada uno. Sí, en París nada barato. 😉
Si vas a subir, merece la pena comprar la entrada online con tiempo y así no haces cola para entrar. Si no es verano se suele pasar mucho frío en la cola por el viento que hace al pie de la torre.
Pero si te gustan los macarons, sabrás que los más famosos son de Ladurée y quizás conozcas el corner que tienen en los aeropuertos de Charles de Gaule y Orly, pero si no conoces la tienda que tienen en el número 75 de Champs Élysées, tienes que ir. Es puro glamour. Y no vas a poder resistir la tentación de comprar una de sus preciosas cajitas, llenarla de macarons, comértelos de una sola sentada y luego usar la cajita para guardar pulseras… jajaja.
Los macarons de Ladurée son todos sin gluten y tienen un montón de postres, pero solo el Ispahan es sin gluten. Está buenísimo. Es un macaron grandote de rosas, relleno de crema de rosas y lichis, decorado con frambuesas frescas y pétalos de rosa.
Y además disfrutas de cuadros como este mientras te tomas el café o té con macarons. Un cuadro que merece estar en una sala del Louvre y lo tienes allí en frente tuyo. La chica mirándote con una pose «Pataky» y mirada intrigante como si quisiera que le dieran macarons.
Otro día, paseando por la zona de la Ópera, mi amiga insistía que me quería llevar a un Starbucks que queda en esa zona y yo le decía: «¿Estás loca? ¿Starbucks en París? Vamos a algo más autóctono», pero como soy tan fácil de convencer me dejé llevar y luego entendí por qué.
Me pareció super chulo. Parece más una tetería en el Ritz que un Starbucks.
Y por último, como ya sabemos que es difícil comer sin gluten en París, siempre podremos recurrir a una omelette y que nunca falten los quesos franceses. Esta vez probé uno que no conocía que se llama St. Felicien. Mmmm… Hay tantos para elegir.
Con un pan de Chambelland y un buen surtido de quesos, solo necesitas un parquecito para sentarte a disfrutar del bocadillo y contemplar las vistas. Llévate las galletas de L’Atelier des Lilas y ya tendrás un picnic perfecto. Para eso te recomiendo el parque Monceau. Es uno de mis rincones preferidos de París.